domingo, 3 de abril de 2011

Matemáticas en el arte (II)

La proporción perfecta era para los griegos de la antigüedad clásica el camino a la salud y a la belleza. Euclides en el año 300 a. C. estableció que la Proporción Aurea constituía la base en la que se fundaba el arte y la arquitectura griegos; el diseño del Partenón de Atenas está basado en esta proporción. En la Edad Media se creía que encarnaba la perfección de la creación divina. Muchos artistas a lo largo de los años la han utilizado.
No hay duda de que la armonía puede expresarse mediante cifras, tanto en la pintura, en la arquitectura, en la música o incluso en la naturaleza. En el cuerpo humano, los ventrículos del corazón recuperan su posición de partida en el punto del ciclo rítmico cardiaco equivalente a la Sección Áurea. El rostro humano incorpora este ratio a sus proporciones. Si se divide el grado de inclinación de una espiral de ADN o de la concha de un molusco por sus respectivos diámetros, se obtiene la Sección Áurea. Y si se mira la forma en que crecen las hojas de la rama de una planta, se puede ver que cada una crece en un ángulo diferente respecto a la de debajo. El ángulo más común entre hojas sucesivas está directamente relacionado con la Sección Áurea.
Las dimensiones  de la Cámara Real de la Gran Pirámide se basan en la Sección Áurea; el arquitecto Le Corbusier diseño su sistema Modular basándose en la utilización de  la proporción áurea, el pintor Mondrian basó la mayoría de sus obras en la Sección Áurea,  Jan Vermeer (1632-1675) la usó en Holanda: Leonardo la incluyó en muchas de sus pinturas y Claude Debussy se sirvió de sus propiedades en la música. La Sección Áurea también surge en algunos lugares inverosímiles: los televisores de pantalla  ancha, las postales, las tarjetas de crédito y las fotografías se ajustan por lo común a sus proporciones.
Después de Leonardo, artistas como Rafael y Miguel Ángel hicieron un gran uso de la Sección Áurea para construir sus obras. La impresionante escultura de Miguel Ángel El David se ajusta en varios sentidos a la divina Proporción, desde la situación del ombligo con respecto a la altura, hasta la colocación de las articulaciones de los dedos.
Los constructores de las iglesias medievales y góticas y de las catedrales europeas también erigieron estas asombrosas estructuras para adaptarse a la Sección Aurea. En este sentido, Dios realmente estaba en los números.

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