viernes, 9 de marzo de 2012

Baselitz y los cuadros invertidos

Georg Kern, conocido como Georg Baselitz (Deutschbaselitz (Alemania), 1938), alcanzó la fama a finales de los 60 al realizar cuadros en los que las personas y los paisajes están cabeza abajo. Su obra está considerada como figurativa pero agresiva con el espectador. La colocación boca abajo fuerza a quien observa sus cuadros a verlos como una abstracción en lugar de una representación de la realidad. Como pintor del siglo XX, y a diferencia de otros artistas alemanes, Baselitz pinta con un marcado rechazo al pasado y una obsesión con romper con la tradición. De ahí su estilo semifigurativo-abstracto con el que elimina el problema de la diferencia entre belleza y fealdad.
El origen de todo lo encontramos en 1969 cuando pintó Der Wald auf dem Kopf (El bosque sobre la cabeza). "El objeto no expresa nada. La pintura es autónoma. Me dije: si es así, ¿qué ha sido el objeto en la historia de la pintura? ¿Por qué respetar la jerarquía del cielo arriba y la tierra abajo? Así decidí pintar al revés. Era la mejor forma de liberar la representación del contenido, el presente del pasado".

Der Wald auf dem Kopf (1969)
A partir de ese momento Baselitz se dedica a la creación de un universo invertido, con paisajes, interiores y figuras pintados al revés, "subvertiendo las expectativas normales de la pintura y forzando al espectador a aceptar un mundo invertido que cuestione las bases de la técnica pictórica".
Oragenesser (1982)
Podemos pensar en su obra como una trasgresión de la ortodóxia. Pero quizás no sea tan original. De hecho Henri Matisse fue un precursor sin querer. Una obra suya, “Le Bateau”, estuvo expuesto durante 47 días, en 1961, en el MoMA (Museo de Arte Moderno de Nueva York), antes de que alguien notara que estaba boca abajo. Habían pasado frente al cuadro alrededor de 116.000 personas (incluidos algunos "expertos") antes de que se descubriera el error.
Le Bauteau (1953) Henri Matisse Correctamente colocado?
Y es que el arte no solo cambia en función del color del cristal con que se mira, sino también en función de si lo miras del derecho o del revés.