sábado, 7 de enero de 2012

El increíble auténtico negocio del robo de la Gioconda

París, 22 de agosto de 1911. Los guardas del Museo del Louvre descubren horrorizados que la Gioconda de Da Vinci ha sido robada. La policía francesa realizó una infructuosa investigación durante años. Llegaron incluso a detener al poeta Guillaume Apollinaire y al joven pintor español, Pablo Picasso, que acabaron confesando el robo de tres estatuillas del Museo en 1907 pero negaron su implicación en el robo de la Mona Lisa. 

En diciembre de 1913 se recuperó el cuadro y se detuvo al ladrón, Vicenzo Perugia, un carpintero italiano que realizaba unas reformas en el Louvre, y que siempre tuvo la obra en su poder.

Perugia explicó que a principios de agosto de 1911 el estafador argentino Eduado de Valfierno contactó con él para ofrecerle un gran negocio: Robar la Gioconda a cambio de una suculenta cantidad de dinero. Además le prometió que la obra de Da Vinci volvería a Italia, donde debería estar. El domingo 20 de agosto Perugia se ocultó en un pequeño almacén de mantenimiento. A las 8 de la mañana del día siguiente descolgó el cuadro y oculto bajo una gabardina lo sacó del Museo. 

Perugia esperó durante dos años la llamada de Valfierno pero ésta nunca se produjo. Finalmente ofreció el cuadro a un anticuario florentino, Alfredo Geri, que tras verificar que era auténtico, avisó a la Policía. Perugia fue detenido y la Gioconda expuesta en la Galleria degli Uffizi hasta que se trasladó de nuevo al Louvre el 4 de enero de 1914.

Pero, ¿qué ocurrió con Valfierno? ¿Para qué encargó el robo y luego no recogió el cuadro? 

Previamente a concretar el robo con Perugia, el argentino había encargado a un excepcional falsificador francés, Yves Chaudon, que pintara seis copias exactas del cuadro, usando pigmentos, procedimientos y tablas de roble como soporte. El engaño era perfecto: una vez que se conociera el robo, seis coleccionistas millonarios norteamericanos pagarían por las seis réplicas creyendo que compraban el original. Y así ocurrió. Se estima que la estafa le reportó unos 60 millones de dólares de la época.

En 1931, De Valfierno, en su lecho de muerte le confesó a un periodista estadounidense la verdad sobre el robo y las falsificaciones. Desde entonces hay quien duda de que el cuadro que podemos contemplar en el Louvre sea el original porque bien podría ser una de las seis copias exactas.


Reconstrucción del robo de La Gioconda