Ocurrió el otro día. Una amiga me llamó para preguntarme si alguna vez había pintado una marina con las olas golpeando las rocas. Estaba en los Encantes y tenía delante un cuadro así, firmado por mí. Cuando llegué y lo vi me quedé sin saber qué hacer ni que decir, como si te encuentras con alguien a quien no esperaras volver a ver nunca más.
"Me alegro de volverte a ver. No esperaba que volvieramos a encontrarnos"
Estaba rodeado de muebles antiguos, lámparas y porcelanas pero destacaba del resto. El vendedor tuvo la deferencia de ponerlo en lugar destacado.
Lo vendí en hace años a la viuda de un empresario de Barcelona. Ella tenía una buena colección de obras de arte que había adquirido sobre todo por inversión. Pero mi cuadro no lo compró para invertir ya que por desgracia no tengo tanto valor como pintor. Lo compró porque le gustaba. Alguien que puede comprar cualquier cuadro del mercado quiso comprar el mío simplemente porque le gustaba. No lo colocó con el resto de su colección sino en su dormitorio, para poder ver el mar cada mañana al despertar.
He sabido que murió hace unos meses.
Me acerqué y lo cogí. Tenía un pequeño desgarro en una esquina. Por eso estaba allí, junto a una vajilla incompleta, una lámpara estropeada y otras cosas con más o menos desperfectos.El vendedor me dejó claro que era muy valioso pero me lo dejaría a buen precio por el desgarro que tenía. Lo volví a dejar donde estaba, no tenía intención de comprarlo. Deseé que acabara en una buena casa, con alguien que lo apreciara de verdad. Entonces pensé que quizás dentro de unos años me preguntaría que habría sido del primer cuadro que vendí. No podría saber si estaba colgado presidiendo un comedor o un despacho, o en el fondo de un almacén junto a un montón de trastos, o si alguien lo habría tirado a la basura.
Pintar un cuadro debería significar poner parte de ti, de tus emociones y de tus ilusiones sobre una tela. Y en este caso fue así. Recordé el día que lo terminé de pintar y lo firmé sin estar muy seguro de que estaba acabado. Recordé cuando lo llevé a enmarcar y el rato que estuve sin decidirme por un marco u otro. Cuando iba para casa con el cuadro bajo el brazo como si llevara una obra de arte. Cuando lo enseñé orgulloso a mis amigos. Era uno de los primeros cuadros que pintaba en mi vida. ¿Qué posibilidades hay de que puedas recuperar el primer cuadro que vendes?
Sin duda no es mi mejor cuadro, pero tiene una gran historia detrás y el destino quiso que volviéramos a encontrarnos. Ya está en mi dormitorio y seré yo quien verá el mar cada mañana al despertar.
Hay quien piensa que todo tiene un sentido en la vida.
ResponderEliminarPosiblemente ese cuadro aportara bienestar a su dueña, y una vez finalizada su función, volvió a su lugar de origen, donde sabía sería apreciado de igual manera.
Quién sabe?, a veces vale la pena pensar, que este tipo de cosas nos animan a seguir luchando por nuestras ilusiones.
PD: Me gusta el de la reja!
Quina sorpresa!! M'alegro que tornis a gaudir d'una obra que et va fer sentir el goig de sentir-te reconegut com a pintor. Recordo l'emoció que et va fer sentir aquella primera venta.
ResponderEliminarÀnims i coratge per gaudir d'aquest món tan meravellós.
Una pintura es valiosa por sí misma cuando transmite algo profundo q uno capta y valora, como serenidad, belleza, fuerza... aunq no sea nunca vendida.
ResponderEliminarEsta escena transmite esos valores y está acabada con trazos muy limpios y colores vivos, gracias por compartirla con nosotros en este blog.